A través de la organización familiar se resuelven cuestiones importantes
para la sociedad y las personas, relacionadas con la socialización, la
educación, la regulación sexual, el apoyo económico entre sus
integrantes. La familia es también una fuente de protección de afecto
emocional entre sus miembros. Estos hechos hacen que la familia sea una
institución muy bien valorada por las personas. Este lugar de
importancia no es incompatible con los cambios que se producen debido a
la dinámica social y a las realidades socioculturales que se van
haciendo visibles a medida que se avanza en la ampliación de los
derechos de las personas y los grupos sociales.
Los cambios sociales y las modificaciones en el campo de las creencias,
las costumbres, las actitudes, los derechos, etcétera, propios de todas
las sociedades, hacen que el modelo de organización familiar considerado
único (aquel en que dos personas heterosexuales viven junto con sus
hijos bajo un mismo techo, y en el cual las tareas y los roles están
claramente establecidos en función del sexo), comience a dar lugar a
otras maneras de organizar la vida doméstica o familiar. Además, esto
ocurre porque el poder está más distribuido entre los adultos del grupo
familiar: tanto uno como otra pueden decidir divorciarse y conformar
nuevas familias, las mujeres han accedido a una vida laboral más allá de
su hogar, existe una mayor participación paterna en el cuidado de los
hijos; el trabajo en el interior de las familias ya no es visto como
algo exclusivo de las mujeres del hogar, etcétera.
Estas situaciones, entre otras, hacen que en la actualidad haya un gran
abanico de organizaciones familiares y, si bien tienen características
propias, eso no significa que unos modelos familiares sean “mejores” que
otros. Una sociedad plural y democrática promueve diversas maneras de
organización familiar, todas ellas válidas y merecedoras de respeto. En
este sentido, además de la familia nuclear tradicional, encontramos
familias ensambladas, familias monoparentales, uniones de hecho,
familias en las que conviven personas, etcétera, y, a partir de 2010,
con la sanción de la ley n.º 26.618 de Matrimonio Igualitario, las
parejas homosexuales –conformadas por hombres o por mujeres– pueden
casarse y adoptar. El reconocimiento y legitimación social y legal de
estas uniones familiares es importante en la medida que les permite
tener iguales derechos y protección social que las familias
tradicionales.
Luego de leer el texto respondan las siguientes preguntas.
- ¿Qué diferencia hay entre hablar de “crisis de las familias” y hablar de “cambio en la institución familiar y en las relaciones familiares”?
- ¿Qué implica sostener que no existe un modelo de familia más “normal” que otros?
- ¿Conocen actitudes o situaciones de discriminación que se den en relación con el modo en que están conformadas las familias? ¿Cuáles?
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